Balance
No hay que prenderse de la añoranza
sino, amar la realidad suave, delicada
la esperanza del presente…del ahora,
apreciar de los helados campos
un brillo de encanto con la luz nàcar
del vacìo de la espera, en la transformaciòn
de nuestros seres, su evoluciòn
ese encuentro con el toque de su propia luz.