El Universo Maya
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MI AFLICCIÓN
Autor invitado: Aj Xol Ch’ok
Q’eqchi’ Maya’
Somos tan colonizados,
hasta nuestros muertos encomendamos
en las manos de un dios extranjero,
discriminador,
que impone.
Ya no encomendamos
a nuestros muertos a nuestros ancestros,
ya no creemos en que debemos volver a la tierra sagrada
para cumplir con la promesa,
un compromiso.
Solamente entregamos la carne a la tierra sagrada,
sin saber que es sagrada,
y encomendamos el espíritu de nuestros muertos
al dios extranjero.
¡lástima!
Triste,
Doloroso.
Es mi aflicción.
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XRAHIL INCH’OOL El dolor de mi corazón
Autor invitado: Aj Xol Ch’ok
Q’eqchi’ Maya’
Ra rab’inkil
Makach’in xmay li nakaye.
Lowaqeb’ xk’ot li militar
Xmi’ xna’eb’.
Es doloroso escucharlo
Como duele lo que dices.
Que coman mierda los militares
La vagina de sus madres.
Makach’in ta chi rahilal xe’raw
Numtajenaq chi lab’al xe’xb’aanu.
Us naq nakek’eh chinnaw
Chaab’il naq jultikaq chi wu.
Sembraron mucho dolor,
Abundante maldad hicieron.
Es bueno que me lo hagan saber
Es qué bueno que yo no lo olvide.
Tinnaw,
Te’xnaw li walal ink’ajol
Hulaj kab’ej yooq resil
Sa’ jun kutank tqak’e xsutq’isinkil.
Lo debo saber,
Deben saberlo mis hijas e hijos
En el futuro seguirá siendo noticia
Algún día le daremos la vuelta.
Ra rab’inkil
Tyot’e’q aach’ool
Tchalq xtib’ aajolom
ab’an tento xseeraq’inkil.
Es doloroso oírlo,
Se te estruja el corazón
Te da dolor de cabeza
Pero es importante narrarlo.
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¿EXTRANJERO YO?
Autor invitado: Aj Xol Ch’ok
Q’eqchi’ Maya’
Nos hicieron creer que nuestra sangre viene de Israel,
Que somos descendientes de una fulana llamada Eva,
De un tal por cual llamado Adán,
De un fulano llamado Abraham.
Nos asustan con el infierno,
Nos ofrecen el cielo.
Nos enseñan a despreciar a un tal diablo
Y nos imponen amar y obedecer a un tal Jesús,
Y también a ser esclavos de un dios blanco.
Nos enseñan a cargar una cruz que representa muerte,
Castigo,
Humillación,
Sadismo,
Masoquismo
Y cobardía.
No quiero el cielo,
Es demasiado grande para mí.
No quiero el infierno
Es para pecadores.
Yo no soy pecador,
No lo soy
Y no quiero ser cristiano,
Quiero ser libre,
Seguiré siendo Q’eqchi’.
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Ratz’umil Ch’oolej «Florecer de Nuestra Energía/Espíritu/Corazón»
Autor invitado: Aj xol Ch’ok
Q’eqchi’ Maya’
Nací en el día indicado,
Pues no puedo decir que no estaba preparado.
No necesité tener el suelo arado,
Pues con el paso del tiempo sagrado,
Siento que algún vacío he llenado.
Mis raíces, las abuelas y abuelos
Mi tronco, mis madres y padres,
Mis ramas, mis hijas e hijos
Mis flores, mis nietas y nietos.
Nacer para el maya’, es florecer,
Morir, es volver a nacer.
Somos las flores del ayer,
Mi descendencia serán las flores del futuro.
Nuestros ancestros, regaron el campo de flores
Nuestras madres y padres las resembraron,
Nosotros limpiaremos los campos y
Perfumaremos la faz de la tierra con nuestra futura generación…
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Ixchel
Eres luz de arcoiris
madeja de luna,
hilo de tinta,
ternura, conocimiento
creatividad, dulzura
tus manos tejen mantos
ideas…….naturaleza pura.
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Ak’ab’al
Cantan los lirios en la montaña
esperando con ansia el amanecer
suspiran las estrellas con su canto
vistiendo de gala al astro sol.
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Cambio
En el rescoldo del fuego, nace la ternura
agazapada en un amanecer supremo
de nardos de sol y espuma de mar.
Sediento de hoja traviesa
en un otoño que muere, para volver a nacer.
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Admirando La Vida
Penetra la luz en la ventana Maya,
su linaje abre los brazos
extendidos hacia el cielo,
inundando la aurora de dìa………
salpicada de flores y un refajo
dispuesto a la vida………
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Perpleja
Sin comprender el silencio de tu boca
ni el murmullo roto de mis labios
sueño el momento de que emerjan
los sonidos en palabras,
como trinos musicales de la aurora.
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EL SANADOR
FUENTE: Leyendas de Santa Ana Huista, Huehuetenango, Guatemala. Elder Exvedi Morales Mérida.
El templo oloroso a corozo e incienso estaba esa Semana Santa de 1911. Las campanas con su añejo tañer pregonaban el júbilo colectivo.
En el antiguo pueblo había alegría, aunque en el vecino país de México había surgido la Revolución, y según los rumores, podría afectar a Santa Ana Huista.
Jesús Nazareno lucía una nueva túnica, que según decían, era un presente de Pancho Villa. En el retablo del altar mayor afinaban los últimos detalles. Las campanas continuaban llamando a los feligreses, y su voz se derretía en las montañas que avasallan al pueblo encantador.
Los milagros de Jesús eran muchos, y por eso llegaban a adorarle de diferentes lugares, especialmente de México. Ese día, la gente parecía mar en el mar: A las nueve de la mañana, llevada en hombros por los humildes devotos, salió de la parroquia Jesús Nazareno.
La mirada del dulce hijo de Dios hacía que en las almas brotaran jardines pletóricos de cantos divinos. La gente se arrodillaba a su paso y derramaba sus lágrimas. Un inválido que pintaba canas ya, rogó con todo su corazón al sanador volviera a caminar y dejar para siempre sus incómodas muletas.
Cuando la procesión iba por la esquina de la Ronda, donde el inválido se hallaba en oración profunda, Jesús Nazareno lo vio fijamente. Le sonrió y le dijo: “Arroja tus muletas y camina”.
El inválido obedeció y radiante la gente lo vio caminar a la par de la imagen. De boca en boca se divulgó ese suceso.
Esto sucedió en el pueblo religioso y místico de Santa Ana Huista.
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